Uno de los edificios más emblemáticos de Segovia.
Dentro de sus muros se puede disfrutar de obras de arte únicas, tales como increíbles artesonados mudéjares del siglo XV, restos del foso Celta, los restos romanos más importantes encontrado en Segovia después del Acueducto, el Aljibe más grande de la ciudad acondicionado
como sala de reuniones o las mejores vistas de la Sierra de Guadarrama.
La rigurosa recuperación de todos estos elementos patrimoniales y su adpatación a la modernidad ha sido reconocida
por lo prestigiosos premios Arte y Patrimonio (AR&PA)
Nuestra historia
Segovia acumula en sus edificios la noticia histórica de la sucesión de generaciones, de los avatares que configuraron su peculiar cultura y llevaron a su actual complejidad, rica de aspectos, sugerente de acontecimientos que llegaron, incluso, a determinar el destino de Castilla. La arquitectura de la Ciudad guarda secretos pausadamente desvelados y cuyo conocimiento acerca a la explicación de hechos de los que fue testigo y, a veces, protagonista. La Casa Mudéjar es un complejo arquitectónico revelador de una de sus épocas más intensas. Desde su reciente descubrimiento ha pasado a formar parte del Patrimonio Cultural de la Ciudad.
Está situada en plena Judería de Segovia, próxima a la Sinagoga Mayor y con acceso desde la calle principal, junto a una de las puertas que la cerraba, tras la expulsión decretada por los Reyes Católicos. Pudo estar conectada con el Corral de Carretero.
La heráldica que contienen los techos habría de dar noticia sobre quien la construyó y es probable que investigaciones futuras puedan aclararlo. De momento, las armas coinciden con las de un sello del siglo XIV encontrado en Toro y expuesto en el Museo Sefardí de Toledo. Los techos son de un siglo posterior.
La estructura de la Casa es singular y revela una gran importancia del personaje que la habitó. Incluso no es descartable que tuviera un uso publico, dada la amplitud de sus espacios y el cuidado de sus decoraciones. Es probable que haya perdido algún espacio en particiones sucesivas y que determinados elementos se hayan perdido en la construcción de los callejones que la rodeaban pero la base de la Casa que se conserva constituye un ejemplo de arquitectura doméstica único en la Judería segoviana.
Tiene dos crujías paralelas, a lo largo de las que corre un pórtico sobre columnas de piedra y capiteles característicos del siglo XV, en la planta baja y una galería, perdida en sus elementos exteriores, en la alta. En los testeros desaparecieron las puertas originales en las reformas sucesivas.
Pórtico y galería abren a un espacio de jardín que será recuperado y acondicionado.
La crujía exterior es un gran salón, con chimenea en uno de sus lados, abierto al pórtico y cubierto por un alfarje policromado con riqueza en cuyas tabicas aparecen las armas del propietario. Sea quien sea el personaje, la composición del escudo, la estrella de plata sobre el castillo, revela gran proximidad al Rey. A falta de documentación, cabe proponer el siglo XV y la época de Enrique IV como fecha de construcción. Hay un friso pintado que recorre toda la parte alta de los muros de la sala y representa una decoración de yeserías. El zócalo restaurado reproduce el que se conservó suficientemente en otra zona de la casa.
La sugerencia de que esta pudiera ser la casa del Rabino de la Sinagoga mayor cercana no es descartable.
En la segunda crujía hay tres espacios independientes cuya configuración, rota en el siglo XIX, se ha recuperado en la restauración. Los alfarjes del primer espacio contienen tracerías similares a las que aparecen en los esgrafiados de las fachadas segovianas.
En el segundo espacio, más rico, cabe señalar la anécdota, propia del humor del artesano mudéjar, de que una de las hojarascas se transforma en un personaje que lleva a hombros un gran pescado; incidencia que divertirá al buscador de mensajes escondidos.
El tercer espacio tiene decoración más escueta. Corrió a lo largo de todo el edificio y podría sugerir un zaguán sobre el Corral de Carretero.
En la planta alta la composición se repitió, así como la policromía más escueta de la segunda crujía. Pero su conservación ha sido menos respetada por las transformaciones sufridas por el edificio. No obstante algunas de las actuales habitaciones contienen techos originales policromados.
El alfarje más valioso de la Casa, del que queda una cuarta parte, cubrió el gran salón que ocupó toda la primera crujía. Es singularisimo en su composición y traza. Revela una voluntad de alto significado y es equiparable al que cubrió un salón principal de la Casa de Arias Dávila. El resto recuperado y restaurado configura la habitación principal de la Hospedería.
La primera crujía abría a una galería cubierta por techos policromados con tracerías arquitectónicas. En la Hospedería varias habitaciones contienen esta galería.
Además de las estructuras recuperadas, la Casa Mudéjar hubo de tener elementos que han desaparecido, incluso algún torreón. De hecho, la potencia del muro de la actual fachada sugiere situaciones de este tipo.
CELTIBEROS
En el sótano hay diversas estructuras en arco, fuertes muros y sugerencias medievales –en principio, pudieran ser más viejas- difíciles de fechar.
Pero la intervención restauradora ha puesto al descubierto situaciones anteriores a la Casa Medieval que llegan a lo más antiguo de la historia de la Ciudad. En el lado sur, junto a la Calle de la Judería, se halló la evidencia del foso de la muralla celtibérica. Este hecho da trascendencia al conocido Verraco de Segovia escultura votiva que guarda el Museo Arqueológico Nacional, como pieza de singularisimo valor y cuya pertenencia a la Casa hasta principios del siglo XX está documentada. Pudiera ser que el verraco ocupara su sitio original…
ROMANOS
En la zona sur de la Casa aparecieron materiales dispersos de origen romano, incluso una basa de pilastra. Pero lo verdaderamente espectacular fue el descubrimiento de una escalera romana, flanqueada por los restos de un fuerte muro de sillería, revelando la existencia pretérita de un gran edificio.
El hallazgo, unido a los realizados en fincas colindantes, indica un edificio de notable importancia y constituye uno de los escasos restos significativos in situ de la todavía poco desvelada ciudad romana de Segovia.
MISTERIO
Empotrada en los muros del sótano apareció una pieza labrada con un personaje cuya cara parece representar al sol, sobre un carro tirado por animales. La forma de la piedra no es claramente reconocible y el supuesto de que pudiera ser un resto de la desaparecida iglesia de San Miguel- en cuyo pórtico fue proclamada Reina Isabel la Católica- podría aceptarse provisionalmente.
En la restauración se ha situado de manera emblemática, como una gran pregunta al espectador.
ENMASCARAMIENTOS
Decretada por Isabel la Católica la expulsión de los judíos, cerrada la Judería, las casas de los que permanecieron se enmascararon con nuevas fachadas y construcciones.
Aquí, se construyó el espacio entre la Calle –antes llamada de Zapatería y Cintería- y la Casa, cubriendo ésta con un modesto pórtico de columnas de granito acompañado de otro paralelo a lo largo del que se edificó una crujía, dejando callejones a ambos lados (uno de estos callejones es la actual recepción de la Hospedería).
Los dos pórticos crearon un ámbito de patio en el que se integró el brocal que cubría un aljibe probablemente más antiguo.
La actuación del siglo XVI se completó con una sencilla portada de granito, adintelada sobre ménsulas que ahora se ha recuperado en el sitio que ocupó.
En la parte sur diversas edificaciones se sucedieron a partir de una nave de almacenes, sobre pilastras de ladrillo, que unió la Casa con la Calle de la Judería.
DESDE EL SIGLO XVIII
El edificio se transformó en viviendas, los techos policromados se cubrieron de cielorrasos y, en el primer tercio del siglo XX, los sótanos se rellenaron en torno a bóvedas de ladrillo, probable refugio bélico.
Hay zonas reformadas en el siglo XVIII que tienen cierto interés y se han restaurado, valorándolas, las fachadas y miradores del siglo XIX sobre la actual Calle Real.
Las transformaciones fueron progresivamente empobrecedoras y destructivas, perdida la memoria de la riqueza que había tenido el edificio.
En el siglo XX, fue propiedad, vivienda y estudio del insigne Cronista de Segovia Don Ildefonso Rodríguez, catedrático de medicina y erudito que habría sentido profunda emoción de haber conocido cuanto su casa contenía. Con el mismo amor por la cultura que reveló cuando tuvo que reclamar el Verraco que, por sorpresa y en su ausencia, le había sido trasladado al Museo Arqueológico Nacional.
Siendo anciano Don Ildefonso tuvo en sus rodillas a un niño que con los años sería otro insigne personaje de la Cultura segoviana, Don Manuel González Herrero, historiador, escritor, jurista y ciudadano notable.
EL SIGLO XXI
Lo que actualmente es Hospedería ha iniciado un tramo más de una larga historia, en el que pretende discurrir sobre la base de lo que es aportación singular de la cultura del siglo: el respeto por el pasado y la responsabilidad ante las generaciones futuras. Por eso, ha querido rescatar cada época de la Casa en la autenticidad de sus elementos, sin falsos mimetismos.
Se es consciente de que la Casa vivirá a lo largo de los próximos siglos. Se ha pretendido que en la nueva etapa de su vida lleve la notable carga de un pasado insigne y la noticia de nuestra particular vivencia. También que el actual uso redunde en aportación respetuosa y discreta de la cultura actual.
ALBERTO GARCIA GIL
La Casa Mudéjar Hospedería es más que un Hotel de los denominados «con encanto».
Dentro de sus muros se puede disfrutar de obras de arte únicas tales como increíbles artesonados mudéjares del siglo XV, los restos romanos más importantes encontrados en Segovia después del Acueducto, el Aljibe más grande de la ciudad acondicionado como sala de reuniones o las mejores vistas de la Sierra de Guadarrama desde varias de sus 40 habitaciones decoradas con esmero.
Además de la Hospedería y por la entrada de la famosa calle segoviana de la Judería Vieja también podemos disfrutar de «El Fogón Sefardí», restaurante con capacidad para 230 personas que mezcla lo castellano con lo innovador y recupera la perdida gastronomía sefardí para el disfrute de lo mejores paladares.
Todo ello junto con su ubicación en pleno centro de Segovia a menos de 10 metros de la Plaza Mayor y acceso por la judería segoviana, hacen de La Casa Mudéjar Hospedería un lugar incomparable para pasar unos tranquilos días